Rompiendo por una vez la norma de no postear temas personales, vayan aquí estas fotos de mi estadía de 7 días en la Clínica Ricardo Palma, donde fui operada el 14 de octubre del año pasado de un tumor maligno en la lengua, la cual fue simultáneamente reconstruida con un colgajo de un músculo con arteria y tendón extraído de mi brazo izquierdo. La asombrosa operación duró más de 9 horas. En los siguientes días no podía hablar y me tuvieron que alimentar por un tubo a través de la nariz. Tenía la lengua tan hinchada que a penas podía emitir unos sonidos guturales. Era como si tuviera un pedazo de carne cruda en la boca. Y babeaba constantemente. No era gracioso. La cámara fotográfica (una Leica compacta), en estas circunstancias, resultó un verdadero paliativo, por no decir, que le dio sentido a esta situación tan difícil y, por ratos, desesperante. Aparte, claro está, de la buena atención de médicos y enfermeras, así como las visitas y el cariño de amigos y familiares que hicieron que los días y noches confinados al hospital pasaran más llevaderamente. El último día, cuando me quitaron el tubo y me sirvieron mi primer desayuno de verdad fue un día de fiesta. Ahora, 4 meses después y casi 100% recuperada, todo eso queda atrás como un mal, aunque, a todas luces exótico sueño.
Anuncios